Para los valdivianos no es muy feliz recordar los tristes hechos del terremoto del 22 de mayo de 1960. Fueron cerca de dos mil almas las que perdieron la vida aquella tarde, solamente en la Provincia de Valdivia, entre los derrumbes que produjo el sacudón se 9.5 grados de la escala Richter y el maremoto en el puerto de Corral.
Para los compatriotas es sabido el desastre que ocasiónó en el sur de Chile, pero lo que pocos conocen es que este terremoto, el más potente de la historia conocida, también llevó muerte y miseria a otros rincones, varios de ellos alejados por varios kilómetros de Chile, precisamente en las isla de Rapa Nui y Hawaii, en la Polinesia, y en Japón, en Asia, e incluso al otro lado de la cordillera de Los Andes, en la turística San Carlos de Bariloche, donde el movimiento provocó un lagomoto.
Estas son algunas historias del dolor que provocó el sismo de 1960 a personas de otros rincones del planeta para entender el impacto que provocó a nivel mundial este fenómeno natural que aún es estudiado por los científicos de hoy.
En Rapa Nui, el maremoto derribó a unos moais del centro ceremonial Ahu Tongariki, sitio que recién durante los años 90 fue restaurado por un equipo liderado por arqueólogos de la Universidad de Chile.
El hecho es casi desconocido para la mayoría de los chilenos, pues las olas llegaron a la isla seis horas después de ocurrido el terremoto de las 15.11 horas en el sur de Chile.
Según la facultad de Ciencias Físicas y Matemáticas de la Universidad de Chile, el pueblo de Hanga Roa, que se encuentra en el lado oeste de la isla, no tuvo que lamentar víctimas ni destrozos graves frente a este evento, a pesar de que el nivel del mar subió considerablemente. La mayor devastación ocurrió en la zona oriental de la isla, que recibió directamente las olas provenientes desde el este.
La primera ola llegó a las 21:15 horas y fue de unos 2,6 metros de altura y la mayor llegó a las 22 horas con una velocidad de 750 kilómetros por hora.
En Hawaii, el movimiento 9.5 de Chile provocó un tsunami que causó la muerte de 61 personas y daños importantes a la propiedad en la localidad de Hilo.
La BBC indica que el tsunami de 1960 fue el evento más destructivo de esa década en Hawaii y eso que la isla tiene una distancia de más de 10.701 kilómetros en línea recta.
Según el libro “Réplicas: Historias del Gran Terremoto” de los periodistas Daniel Navarrete y Daniel Carrillo, la ola del maremoto de 1960 se demoró 15 horas en llegar hasta las costas hawaianas. Provocó pocos destrozos en parte de algunas islas, pero se ensañó con la zona de Hilo, destrozando 540 hogares y negocios en la madrugada del 23 de mayo de 1960.
La autoridad emitió temprano una alarma por peligro de tsunami, a las 6.47 horas. El pueblo hawaiano ha sufrido muchos tsunamis a lo largo de su historia, incluso –según el libro Réplicas- se cree que el archipiélago soporta este fenómeno casi cada 12 años. En los años 50’ y habían pasado por fenómenos similares, pero no tan desvastadores, por lo que muchos se confiaron e hicieron caso omiso a las alertas.
La catástrofe llegó de noche. Las alturas de las olas alcanzaron una altura de 35 pies, es decir 10 metros, indica la obra de Carrillo y Navarrete, ingresando por avenida Kilauea y calle Keawe, la zona actual del centro de la ciudad, y la calle Kekuanaoa.
La primera ola no fue la más grande, de apenas un metro, y la gente no le dio mucha importancia y se quedaron en las zonas bajas o regresaron después de haber evacuado, pero las siguientes sí lo fueron, lo que provocó mucha mortandad entre sus habitantes. La ola más mortífera llegó a las 1:04 horas AM, hora que quedó marcada en un reloj de la isla y que aún está como testigo de lo que significó esa tragedia.
En Japón la ola del maremoto se demoró cerca de 23 horas en llegar a la costa. Según informes de la BBC, la gran ola del maremoto del sur de Chile causó la muerte de 138 personas y causó daños significativos a la infraestructura, especialmente en las áreas costeras.
La primera ola arribó a la costa cerca de las 4.45 horas, mientras la mayoría de la población dormía por lo que fueron sorprendidos.
El oleaje se mantuvo alto por cerca de tres horas y golpeó a la localidad de Onagawa, ubicada al norte del archipiélago nipón. También afectó a la zona sur y luego subió por la costa este, hasta la localidad costera de Miyako, donde se generaron crecidas de mar de hasta tres metros.
Muchos lograron salvarse en Onagawa, porque se dirigieron a zonas altas del litoral, tras ser alertadas por el bombero Kimura Kunio, quien vio desde la torre de la bahía un movimiento inusual en el agua, según reportes de la época, consignados en un documento del Servicio Geológico Norteamericano (USGS).
La BBC, en tanto, registra que el tsunami causó daños en las ciudades de Rikuchu y Mutsu, donde las olas alcanzaron los 6.3 metros de altura y que el desastre causó pérdidas económicas de aproximadamente 50 millones de dólares en Japón.
La tranquila Bariloche también se vio afectada por el terremoto del 22 de mayo que se sintió, pero no provocó grandes daños estructurales. Según los estudiosos, fue como si la fuerza del terremoto hubiese movido al propio lago Nahuelhuapi, provocando que las olas llegarán hasta el mismo Centro Civico y matando a dos personas que estaban en la marina de la ciudad.
Los que perdieron la vida fueron Andrés Kempel y Julio Fratinni. Kempel era un trabajador del sector de muelles del puerto junto al Club Náutico de Bariloche y que realizaba maniobras de sacar tres veleros del agua para su mantenimiento y que se encontraba en el puerto cuando la ola lo atrapó. En cuanto a Fratinni, estaba a bordo de un velero cuando el lagomoto lo absorbió.
En un artículo escrito por Guillermo Goldes, de la Facultad de Matemática, Astronomía, Física y Computación de la Universidad Nacional de Comahue, se explica que lo que sucedió en Bariloche no fue realmente un tsunami, porque no hubo desplazamientos de placas en el fondo del lago, ni modificaciones en el mismo.
Añade que todo el lecho del lago se sacudió, provocando un oleaje semejante al que ocurre “al agitar violentamente un fuentón lleno de líquido” y que lo mismo ocurre en diferente escala en tanques y piletas de natación durante grandes terremotos donde el agua se desborda.
Para los hombres de ciencia este es uno de los pocos, si es que no es el único, tsunami lacustre documentado, de hecho, los barilochenses bautizaron el fenómeno como “lagomoto”.
Grupo DiarioSur, una plataforma informativa de Global Channel SPA.
Powered by Global Channel
218658